jueves, 22 de julio de 2021

Ritos antiguos y ritos nuevos en la Iglesia Católica

 


En la historia de la Iglesia los ritos no han sido estáticos, se han ido adaptando a las necesidades y condiciones de los tiempos… Es probable que en el primer siglo no había ritos de la Eucaristía tan elaborados y estructurados como los que tenemos hoy. Celebraban a partir de la experiencia y del mandato de Jesús: “Tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomen, coman, éste es mi cuerpo». Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Beban de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados»”…

Después, poco a poco se fue configurando el esquema de la Santa Misa. Pero lo importante es el significado del rito y, por tanto, el compromiso de vida cristiana que de él se deriva y no el rito en sí mismo. Pues lo central del cristianismo es el amor, que se manifiesta en acciones concretas de caridad: “amor son obras y no buenas razones”, dice el adagio. Jesús nos lo deja como distintivo: “En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros” (Jn 13, 35).

Hoy estamos discutiendo al interno de la Iglesia sobre la validez de los ritos de la Santa Misa anteriores al Concilio Vaticano II… En mi entender en su momento fueron válidos, pero hoy, algunos de ellos han quedado en el pasado, podríamos decir, “superados”... Sin embargo, el sacramento de la Eucaristía sigue siendo el mismo: Cristo, Pan de Vida eterna (cfr Jn 6, 35). Por otra parte, aquí prevalece aquello de que “lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo…” (Mt 16, 19). Si la autoridad de la Iglesia nos indica: “por aquí es el camino”, esto es: “este es el rito propio de la Eucaristía en nuestros tiempos”, pues estamos llamados a la obediencia. ¿O nos ganará la soberbia?...

 ¿Qué fue lo que hizo santos a los Santos? ¿Acaso los ritos en los que participaron? Más bien, se santificaron al manifestar su fe mediante sus actos de caridad. Podemos enumerar a muchos de ellos. Baste con San Esteban (Diácono), San Pablo, San Francisco, Santa Teresa de Calcuta…

Hoy, quienes quieren los ritos de la Santa Misa anteriores, o quienes quieren los posteriores al Concilio Vaticano II, por igual estamos llamados a la santidad. Lo importante es la actitud cristiana en cada uno de nosotros, un rito u otro rito no nos hace más católicos. Los santos –como ya se dijo- no han sido canonizados por cumplir rúbricas o por participar en cierto rito, lo han sido por manifestar su fe en actos de caridad… Cabe preguntarme: ¿Lo estoy haciendo yo?...

De manera que hay que revisar la relación entre Eucaristía y vida. Si la Eucaristía nos lleva al compromiso del amor, vale. Si el compromiso del amor nos lleva a la Eucaristía, vale. Si la Eucaristía, -en cualquier rito-, nos lleva a evadirnos de la realidad, entonces nos quita una parte de esa vivencia de nuestra fe por medio de los actos de caridad… Y esto no se vale.

Jesús, en su tiempo usó túnica y manto, pongámonos nosotros las ropas de nuestra época, pero, igual que lo hizo Él, lavémonos los pies unos a otros (cfr Jn 13, 1-17). Manifestemos nuestra fe a través de los actos de caridad en nuestra vida… Que brillemos por nuestros actos de caridad, no por las rúbricas o por los ritos en los que participamos…

Entonces, alimentándonos del Cuerpo de Cristo en la Eucaristía, como la Iglesia lo propone en nuestros tiempos, vayamos a vivir nuestra fe en los actos de caridad… Eso es lo que el mundo necesita que le manifestemos… Ya tenemos suficiente campo de batalla con luchar contra la “mundanidad del mundo”. Esforcémonos en ser auténticos cristianos… Que la paz del Señor esté con todos.

jueves, 17 de junio de 2021

Nuevas Diaconías en la Arquidiócesis de San José, Costa Rica

 


En agosto del 2014 fueron ordenados 19 Diáconos permanentes en la Arquidiócesis de San José. A ellos se les asignó, como oficio eclesiástico principal, la evangelización en una Diaconía o “ambiente de frontera”… Es decir, evangelizar ahí donde no se estaba atendiendo pastoralmente. Por tanto, la Diaconía tenía (y tiene) una dimensión misionera. Se trata de ir a evangelizar a los “alejados” de la Iglesia, a los marginados de la sociedad… En los “areópagos” modernos.

Complementariamente se les designó en una parroquia, como referente eclesial, para que colaboraran con el párroco en la medida en que la labor de la Diaconía lo permitiera.

Con empeño, pero no sin dificultades, los nuevos Diáconos de nuestra Arquidiócesis asumieron la misión encomendada en cinco ambientes: Diaconía Laboral: asumiendo el mundo de los obreros y empresarios; Diaconía de la Esperanza: atendiendo a grupos de marginados y “gente de la calle”; Diaconía del mundo Rural: dando acompañamiento a campesinos agricultores; Diaconía de Jóvenes: haciendo presencia en medio de grupos de jóvenes de la ciudad; y Diaconía Universitaria: acompañando a estudiantes y personal docente y administrativo en universidades…

En agosto del 2019, dos nuevos Diáconos permanentes fueron ordenados, y a ellos se les encomendó la Diaconía del Mundo de la Familia, siendo llamados a dar acompañamiento a madres solas, jóvenes embarazadas, parejas en situación especial, entre otras situaciones…

Durante seis años, los primeros Diáconos permanentes de la Arquidiócesis de San José llevaron adelante las diversas experiencias, ciertamente, con altibajos en el desarrollo de acciones y en la respuesta de los interlocutores de la acción evangelizadora… Por otra parte, el llamado constante de las parroquias para la celebración de Liturgias de la Palabra con la comunidad, así como celebraciones de Exequias, Bautizos y Matrimonios, debilitó en algunos casos el accionar de las Diaconías en los ambientes de frontera en los que fueron llamados a servir los nuevos ministros ordenados…

En el año 2020 se realizó una minuciosa evaluación del caminar de las Diaconías, determinando logros obtenidos y acciones pendientes… Y a partir de esta realimentación se ha impulsado nuevamente el accionar de las Diaconías y, a la vez, han sido propuestas, por el señor Arzobispo, Mons. José Rafael Quirós, otros ámbitos en los cuales ampliar el horizonte de acción de los Diáconos. Así, tenemos ahora el reto de asumir la evangelización en el Mundo de las parejas en situación especial (de la Diaconía del Mundo de la Familia), en el Mundo de los migrantes, en el Mundo de las Personas Consumidoras de SPA (sustancias psicoactivas) y sus familias, en el Mundo digital de la comunicación y redes sociales, en el Mundo de la cultura y el arte, en el Mundo de lo político y comunal, y en el Mundo de los negocios, intelectuales y profesionales…

Por supuesto, la pandemia del COVID-19 ha incidido en el accionar de las Diaconías, dificultando a menudo los encuentros presenciales, pero a la vez, provocando mayores esfuerzos para continuar evangelizando...

La tarea es ardua, sin embargo, los Diáconos Permanentes no estamos solos… Humanamente contamos con el apoyo, en primer lugar, de nuestras esposas, además, del Arzobispado y del Delegado que ha sido designado para acompañarnos y, sobre todo, de manera sobrenatural, contamos con la iluminación y la fuerza del Espíritu Santo y con el alimento de Jesús sacramentado, quien nos ha dicho: “No tengan miedo, yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33), y también, “estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).